A todos nos ha pasado,
Tu sabroso paquetico de galletas,
Llega el recreo,
Todos te piden
Das tanto que no te quedo para tu comer.
Todos hartos y tu con hambre.
Es posible que demos tanto que nos quedemos sin nada.
Eso es lo que pasó exactamente con dos personas que tuvieron mucha influencia en mi vida. Especialmente en mi caminar con Cristo.
La primera fue Diana, recuerdo aun la discusion que tuvimos mientras yo defendía la adoración a la virgen, y ella me retó delante de todo el curso a probarle en que lugar de mi biblia decía que yo debía venerar a la virgen. Si bien la discusión parecía acalorada, esta inicio entre Diana y yo una gran amistad. Pero Diana no era una cristiana común y corriente, Diana era nada mas y nada menos que esa cristiana genuina que no se sentía mal en esconder quien era y lo que creía.
Diana se sentaba atrás, con los varones y en los recesos improvisaba rap (sip, rap secular). Practicaba Twe Kwon Do y era respetada por todos. No era la niña fresa, era aquella amiga de todos, aborrecedora de los chismes y con su boca bien puesta, muy inteligente, pero no muy amiga de la escuela, preferiría jugar vitilla* a estar en clase. Esa misma chica era devota en su fe. Ella me predicó el evangelio, me invitó a la iglesia y el día que "hice una oración"** fue por su predicación.
Al "convertirme" me fue asignado alguien para discipularme de la iglesia. Juan, era un joven muy devoto de la iglesia a la que asistía. Dirigía el grupo de adoración, y su trabajo le permitía recibir a todos los jóvenes para orar y leer la biblia, dar consejería y ayudar en la manera que le fuera posible. Por un tiempo, fui cristiano dominguero, y la amistad con Juan fue flaqueando. Luego el se fue a otra iglesia, luego se fue de la cuidad. Luego no supe mas de El.
Tanto Diana como Juan fueron dos heraldos en mi vida, personas que (a mi entender) vivían el evangelio sin caretas, sin hipocresía,
Han pasado 15 años...
Y yo estoy casado, estudiando en el seminario, y he dedicado mi vida no solamente a predicar el evangelio sino también a predicarle el evangelio a otros. Tengo la misma edad que tenia Juan cuando me empezó a discipular. Algunos de mis discípulos son de la edad que yo tenía cuando Diana me predicó el evangelio. Yo mismo he traído a otros a los pies de Cristo.
Sé que Diana no ha dejado de creer en Dios, pero desconfía de la religión organizada. Quizás todos estos pseudo-evangelios, falsos maestros, y la misma hipocresía vivida dentro de los creyentes de tantas religiones, han sido la causa. quien sabe? solo hago conjeturas. Su corazón lo conoce Dios. Y El es el único que la juzgará conforme a los designios de EL. No puedo condenarla, pero no puedo salvarla tampoco. Solo se que ella me dió y se le acabó.
Hace unos años escuche de Juan, que en ese entonces se hacía llamar Alexandra. Nada mas.
Hoy me levanté pensando en ellos dos. Que paso? En que lugar del camino, se les acabó eso que ellos con tanto gusto compartían? fue un evento? o fue un proceso? Es difícil para mi concebir que quienes una vez me trajeron y afirmaron mis pies en el evangelio, y en el cual yo traigo y afirmo a otros, ya no están en este mismo evangelio. Solo me queda orar por ambos y por todos los demás que en alguna ocasión compartieron conmigo un consejo o alguna motivación. Solo me queda velar por mi propio caminar. Y recordar una y otra vez que mi mirada no debe estar puesta en los hombres, ni siquiera en aquellos que representan a Jesús, sino en Jesús mismo. Este es el único mediador entre Dios y los hombres.
Así que, el que piensa estar firme, mire no caiga.
1 Corintios 10:12
*En caso que leas de otro lugar y no sepas lo que es vitilla, es una variación del Beisbol que se juega en los barrios de Rep Dom.
**"hice una oración" entre comillas,porque no creo que nadie se salve porque repita una oración, de hecho no creo que yo mismo haya sido salvo en ese momento. sin embargo fue un hito en mi vida.