La comida estaba servida, Yahuarcani me preguntó que si quería…
-
“dame un chin” – le dije
-
“¿un chin?, ¿Qué es un chin? – me preguntó
-
“en Dominicana un chin quiere decir un poco”
-
“ahhhh” entiendo
Un rato después volvió a ofrecerme del caldo de pescado, el cual estaba muy bueno, pero en realidad yo ya estaba lleno. Sin deseo de “hacerle el
desaire” le pedí…
-
“échame un chin chin más”
-
Su rostro ahora más confundido que antes apenas
pudo preguntar “¿y un chin chin que se supone que sea?
-
“un chin chin” – respondí- “es un poco menos que
cuando se dice un solo chin”
-
…pensó por largo rato y volvió a preguntar… “¿y
entonces cuántos chin hay que decir para que ya sea nada?”
Esta historia vino a mi mente después de haber conversado
con mi esposa hace unos días. Mientras orábamos juntos, sentí que Dios demandaba
“un chin más”. A medida que pasan los años, me he ido acostumbrando a mi manera
de vivir, y se me hace difícil ejecutar cambios. Dios lo sabe y no le gusta.
“Yo soy así y asá” se ha vuelto parte de mi vocabulario, y he comenzado a adaptar
a Cristo a mi vida y no a ajustar mi
vida a EL. Eso me ha sucedido, y me viene sucediendo hace unos años y no me había
dado cuenta. El crecimiento espiritual
ha cesado, y lo que hay ahora es una firmeza en las convicciones y práctica de
las disciplinas espirituales. Ninguna de ambas es mala, pero no son lo único.
Hay que seguir creciendo.
Ahora tengo que sacar la biblia, dos o tres de esos libritos
que explican la biblia, reacomodar mi horario, y mover piezas de manera que
pueda dedicarle “un chin mas” a Cristo y a la forma a la cual EL quiere
moldearme. También dedicarle “un chin menos” de tiempo a las cosas – que no son
malas- pero que no están aportando al crecimiento.
“Un chin más, un chin menos” Yo estoy seguro de que Dios no
es ajeno a nuestras circunstancias. Dios nos conoce y en lo más profundo. EL
sabe hasta dónde podemos llegar y hasta donde podemos dar. No nos pide cambiar drásticamente
de la noche a la mañana. Pero es fiel,
justo y cada día, conforme a su bondad y misericordia, nos pide “un chin
más”. Dios les cuide.